Con un poco de retraso pero aquí está el video de los carnavales de Zalduondo...
sábado, 10 de abril de 2010
miércoles, 7 de abril de 2010
viernes, 2 de abril de 2010
De lo acontecido en Astrana el 1 de abril de 2010
Por la presente, yo, Don Mirón Tolové, doy fe de los hechos acontecidos ayer, día 1 de abril de 2010 en la localidad cántabra de Astrana (antes provincia de Santander), a donde allegáronse tres caminantes, uno de nombre Juan, al que le dicen “El jodido”, vecino de Galdakao (Vizcaya), otro llamado Fernando, al que le dicen “Buchi” o “Ferdinand”, vecino de la muy noble villa de Bilbao (también Vizcaya), y otra de nombre Sonia, más conocida como “Mimenda” y natural de la misma villa. Iban acompañados estos visitantes por dos perros, uno grande y de pelaje rubio al que le decían “Zuri” y otro, más pequeño, de pelaje blanquinegro, al que se referían como “Baku”. Vinieron a Astrana los referidos andarines al lugar que se conoce como Hoyo Masayo (por ser un hoyo y estar “más allá”) y ya de haber llegado al Hoyo y de regresar de él para dirigirse al carruaje que les llevaría de nuevo a Bilbao (tras caminata de 21 kilómetros) encontráronse con un rebaño de vacas a la entrada de la localidad el cual atravesaron con gran prudencia. Mas, habiendo parido una de las reses y encontrándose allí su ternero, diose aquella en dar la vuelta para mejor proteger a su vástago, acto en que la imitó otra de las vacas. Se dirigió entonces la mencionada res hacia “Mimenda” y el perro que la acompañaba que era el referido como más grande. Dio un quiebro el can que desconcertó a la res, por lo que esta tornó en mostrarse más desconfiada. Inició así la vaca una persecución de la mencionada vecina de Bibao, así como del referido “Buchi” o “Ferdinand” que trató de ser detenida por el referido Juan “El jodido”, que llegó a interponer su cuerpo entre la res y los perseguidos. Era tal, sin embargo, la determinación de la vaca que pronto tuvo que cejar el vecino de Galdakao en su empeño por detener el ataque de la res porque de todos es sabido que este tipo de ganado no es dado a razonar ni a entrar en negociación. Inicióse aquí una carrera que lideraban los cánidos mencionados, seguidos de sus dueños, a los que les unían cadenas y correas y cerrado por un par de bravas reses con la cornamenta baja y en actitud de ataque. De esta guisa allegóse el grupo, tras descenso por empinada calleja, a una plazuela donde los perseguidos no encontraron cobijo pero sí un perro pastor que amenazó al extraño cortejo con ruidosos ladridos. Mas al ver el can que el tropel no se detenía, dio en hacer mutis por el foro y dejarlos pasar. Miraban los perseguidos hacia atrás por si las reses cejaran en su empeño y en estas se vieron reconfortados al ver que una de ellas abandonaba el galope, más la alegría fue escasa, ya que la otra redobló sus esfuerzos sin dar muestras de darse por vencida. Siguió el grupo despavorido, corriendo como alma que lleva el diablo, intentando el referido “Buchi” o “Ferdinand” hacerse con un palo que le sirviera para ahuyentar a la res, mas la estaca debía estar clavada porque no consiguió sino refrenar su marcha, lo que le obligó a correr después con mayor velocidad calle abajo. Llegaron así a un punto donde la referida “Mimenda” perdió al perro que la acompañaba, que optó, una vez liberado y con su correa por los suelos por hacer frente a la res, lo que no le sirvió sino para comprobar que la res era tenaz como ella sóla y que no estaba dispuesta a detener su marcha. Fue entonces cuando la referida “Mimenda”, en viendo que aquello no terminaba, optó por confundir al animal separándose del grupo, para ver si así la vaca dudaba por el camino a elegir. Mas no consiguió sino salvarse a sí misma del ataque, puesto que la res siguió persiguiendo al referido “Buchi” o “Ferdinand” que, sin soltar a su perro, se allegó a la carretera donde, al grito de “¡me sigue una vaca!”, fue auxiliado por un grupo de vecinas que, con ayuda de un paraguas frenaron a la res. Dióse esta la vuelta y encontróse entonces a la referida “Mimenda”, que, con su perro recuperado, la miraba desconfiada. Fue rápido en reaccionar el perro que pronto guió a su cuidadora hasta la trasera de un carruaje, donde quedó agazapado, en espera de que la res pasara de largo. Debían de habérsele soltado las tripas al can, pues en aquel momento y, como consecuencia del pánico, solto un cuesco sonoro y maloliente que dio en hacer pensar a la referida “Mimenda” si no hubiera sido mejor seguir corriendo delante de la vaca. Libres ya los tres caminantes y los dos perros de la amenaza de la res, regresáronse aprisa a su carruaje, donde pudieron comprobar que la entrada trasera al mismo estaba inutilizada por una deposición fresca de la res perseguidora que, vengativa, había levantado su cola y defecado con ganas, salpicando las puertas del carruaje.
Y para que así conste lo aquí acontecido en esta fecha y para que no quepa duda de que fue ese día, 1 de abril del año del señor de 2010, y no otro, cuando se celebró el primer encierro de la localidad de Astrana, sello y firmo este documento.
Y para que así conste lo aquí acontecido en esta fecha y para que no quepa duda de que fue ese día, 1 de abril del año del señor de 2010, y no otro, cuando se celebró el primer encierro de la localidad de Astrana, sello y firmo este documento.
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